Corría el año 2009 y recibí la foto de más arriba, que
me llamó la atención. Decía: "MARTA VOLVE NO TE
FAJO MAS- G.M."
Supongo que ese grafitti fue escrito en más de una
pared en la ciudad de Buenos Aires.
No se quien es Marta ni quien la "fajaba" (maltrataba...)
Desde el día que publique la foto, empece a recibir casi todos los días busquedas de la frase "MARTA VOLVE NO TE FAJO MAS" en mi blog. Los visitantes buscaban esa frase, que parece que se hizo bastante conocida en la ciudad capital de la Argentina.
En estos días se celebró el Dia Internacional contra la Violencia Femenina.
Se me ocurrió que esa 'frase' del grafitti debía estar acompañada de alguna información, y decidí escribir esta poesía que de ninguna manera es autobiográfica, pero que podría ser una explicación al grafitti.
Dejo constancia que no me base en nada relacionado con mi vida familiar, pero me puse a pensar que podía haber pasado entre Marta y su pareja, el que la golpeaba o 'fajaba'.
Estoy en contra de cualquier violencia física u oral contra las mujeres o los niños.
Tambien contra la violencia hacia los hombres....
Si la lectura de esta poesía despierta una sonrisa en quien la lee, me doy por satisfecho.
Me lo preguntaba inicialmente: ¿vendrás del norte donde
no conocen el esplendor del arco iris o de oriente donde adoran
la sutileza musical de la lluvia o del continente satisfecho
de sus límites en el que saben reír sin trabas o de algún otro
lugar en el que veneren el poder cromático de la muerte o directamente
de la espectralidad de la noche?
Luego, cuando anclé por fin mi ánimo, no dejó de impor -
tarme el antes frente a la exigente contundencia del instante…
Mira, más allá de la ambigüedad oblicua o de cualquier
propósito emocional, te escribo deseando ya que todas las impregnaciones
fantásticas se derrumben… Así redescubro que
la poesía, como el sexo, es un prodigio de la comunicación (sí,
mi amor, cree en la poesía como un acto de agradecimiento
del hombre ante algo que le supera).
Rocío del porvenir, porque todo poema que escribo en tu
honor es el primero, me atrevo hoy a decírtelo: te sentirás con
el tiempo como quien consuma toda fiesta, pero no olvides
la pobreza de tu cuna pues ésta no implica pudor o silencio
sino el poder de lo que, solidificado, se transforma en cimiento.
No olvides que la adversidad original no es para ti revestimiento
teórico ni tradición política no contrastada existencialmente,
sino que se trata de tu espejo secreto.
No, no olvides tu excepcionalidad ni confundas nuestro vitalismo
detallista con algún tipo de ingenuidad, pues ambos
llevamos sobre el pecho los dolores de tu abandono y las vicisitudes
arquetípicas de tu viaje hacia la reinvención.
¡Así tu procedencia se alineará así con tu fortaleza!
Mi gran apuesta: cree en el amor como una rareza con empeños
forjada y, desde esa plataforma, ejerce tu derecho a mirar
atrás con cierta empatía global que te concierna…
No te empeñes en albergar hostilidad hacia la realidad
preimpuesta.
Estrujando la pobreza hallarás nuestro amor.
ABUELA
Disculpa el ambiente académico de este poema pero apenas
sé como decirte que el viento de la vida también sopla
abruptamente, y te sojuzga, tacha, y te humilla al situarte de
pronto ante tu propia fragilidad mediante tribulaciones estriadas
y casi inasumibles que te recuerdan que somos nada;
tímidos arroyos que desembocan en el mar o en bacinillas;
murciélagos que vuelan majestuosamente a ciegas hasta que
intentan atravesar el fuego de una hoguera y, con las alas abrasadas,
acaban chocando contra el tronco de un sauce.
No sé si la fatalidad, con lo que ésta tiene de conocimiento
de uno mismo en uno, forma parte de las cosas que
alguien hace en la oscuridad. De todas formas derivo instintivamente
la conmoción a un Din A4 porque, a través de la
ventana, he observado con magmática cólera los declives del
paisaje sin acertar a contarte que a tu de repente reductible
abuela le han diagnosticado un mal neuropsicológico
—¿puedes creerlo?— y debes por tanto darte prisa para conocerla
como ha sido.
La rabia congestiona los pasadizos de mi mente.
¡Qué se joda la poesía que ayuda a absorber los momentos!
Desbordado por las hipótesis —al regresar de una expedición
a ese dolor que duele más que el propio— algo dentro
de mí tan sólo reducible a llanto me impide ahora prolongar
esto que escribo al modo de un tonto experto.
La vida es también el misterio del verdugo borracho.
El miedo se lleva a hombros y el poema entre los dientes
cuando el cuerpo de los seres que amamos —oh mamá—
empieza a transformarse en resplandor del cosmos; en tierra
fértil emborrachada a traición con nuestras mejores lágrimas…
¡Perdona el dramatismo emanado de mi insistencia en
desfondar el silencio!
La abuela es —todos somos— ayer y todavía.
FERMENTACIÓN
Como imagen celebrable que en vez de convertirse en recuerdo
pasa a ser el futuro, tu semblante:
vi tu rostro, haz de infinito, resquicio, sortilegio, sombra
que proporcionaba una inquietud acogedora porque en los
sueños, como en ciertos poemas, el contenido desborda a la
forma.
Soñé con el rostro que no tienes y eras tú. La inexactitud
de las certidumbres. La poesía: mi humana necesidad de avalar
lo incomprensible mediante metáforas para atemperar
miedos. Los mensajes oníricos y su poder sustentador. ¿Avanza
mediante ellos nuestra relación prefigurada o simplemente se
trata de la vida loca de mi otro yo?
Al despertar —ojos como planetas locos, boca seca, pelo
de quien acaba de volver del cielo en moto— el techo de la
habitación parecía un sombrero ingenioso, y el sudor refrescante,
interrogante, me perlaba la frente…
En efecto cuando llegue la hora de ponerte a exprimir tu
tiempo hazlo, vive del todo, sé, pero no olvides nunca el primer
idioma en el que tú y yo nos comunicamos, pues la sabiduría,
esa extensión en el plano vital del conocimiento, brilla
como un calvario al repasar nuestra cinematografía de la
duermevela…
Créeme: soñar es regresar.
Tomas Tranströmer, nace en Estocolmo el 15 de abril de 1953, es un psicólogo, escritor, poeta y traductor sueco, cuya poesía goza de una gran influencia. Fue educado por su madre, después de la partida, muy temprana, de su padre. Diplomado en psicología en 1956, trabajó en el Instituto Psicotécnico de la Universidad de Estocolmo.
En 1960 empezó a ocuparse de jóvenes delincuentes en un instituto especializado. A la vez que desarrolla una rica obra poética, trabaja con discapacitados, condenados y toxicómanos.
Con 23 años, todavía estudiante, publica su primera antología "17 poemas", en una de las mayores editoriales suecas, Bonniers, con la que seguirá a lo largo de toda su carrera.
Para el editor, la poesía de Tranströmer es "un análisis permanente del enigma de la identidad individual frente a la diversidad laberíntica del mundo". En 1966, recibe el prestigioso premio Bellman.
Seguirán numerosas recompensas, como el Neustadt International Prize (Estados Unidos, 1990). En 1997, la ciudad obrera de Võsteraas, donde vivió 30 años antes de volver a Estocolmo en los años 90, creó el premio Tranströmer.
Después de publicar decenas de antologías, el poeta sufre en 1990 un ataque de apoplejía que le deja parcialmente paralizado y afásico, lo cual le obliga a reducir considerablemente su actividad. Su primera obra tras ese ataque, seis años después, es una antología titulada "Góndola fúnebre", de la que se han vendido 30.000 ejemplares, una buena cifra para el género de la poesía.
Después de este éxito, Tranströmer no publicó nada durante ocho años, salvo su correspondencia con Bly.
Su última publicación se remonta al año 2004, con "El gran enigma", una antología de 45 haikus. Desde entonces se centra en su otra pasión, la música. Toca a diario el piano, solo con la mano izquierda (la derecha quedó lisiada por el ataque), y se pasa las mañanas escuchando música clásica, contó su esposa en una entrevista al diario sueco Dagens Nyheter este año. Tomas Tranströmer vive con su esposa Mónica. Tienen dos hijas.
Tomas Transtömer es galardonado con el Premio Nobel 2011.
Yo no necesito tiempo
para saber cómo eres:
conocerse es el relámpago.
¿Quién te va a ti a conocer
en lo que callas, o en esas
palabras con que lo callas?
El que te busque en la vida
que estás viviendo, no sabe
mas que alusiones de ti,
pretextos donde te escondes.
Ir siguiéndote hacia atrás
en lo que tú has hecho, antes,
sumar acción con sonrisa,
años con nombres, será
ir perdiéndote. Yo no.
Te conocí en la tormenta.
Te conocí, repentina,
en ese desgarramiento
brutal de tiniebla y luz,
donde se revela el fondo
que escapa al día y la noche.
Te vi, me has visto, y ahora,
desnuda ya del equívoco,
de la historia, del pasado,
tú, amazona en la centella,
palpitante de recién
llegada sin esperarte,
eres tan antigua mía,
te conozco tan de tiempo,
que en tu amor cierro los ojos,
y camino sin errar,
a ciegas, sin pedir nada
a esa luz lenta y segura
con que se conocen letras
y formas y se echan cuentas
y se cree que se ve
quién eres tú, mi invisible.
LOS CIELOS SON IGUALES
Los cielos son iguales.
Azules, grises, negros,
se repiten encima
del naranjo o la piedra:
nos acerca mirarlos.
Las estrellas suprimen,
de lejanas que son,
las distancias del mundo.
Si queremos juntarnos,
nunca mires delante:
todo lleno de abismos,
de fechas y de leguas.
Déjate bien flotar
sobre el mar o la hierba,
inmóvil, cara al cielo.
Te sentirás hundir
despacio, hacia lo alto,
en la vida del aire.
Y nos encontraremos
sobre las diferencias
invencibles, arenas,
rocas, años, ya solos,
nadadores celestes,
náufragos de los cielos.