Tomas Tranströmer, nace en Estocolmo el 15 de abril de 1953, es un psicólogo, escritor, poeta y traductor sueco, cuya poesía goza de una gran influencia. Fue educado por su madre, después de la partida, muy temprana, de su padre. Diplomado en psicología en 1956, trabajó en el Instituto Psicotécnico de la Universidad de Estocolmo.
En 1960 empezó a ocuparse de jóvenes delincuentes en un instituto especializado. A la vez que desarrolla una rica obra poética, trabaja con discapacitados, condenados y toxicómanos.
Con 23 años, todavía estudiante, publica su primera antología "17 poemas", en una de las mayores editoriales suecas, Bonniers, con la que seguirá a lo largo de toda su carrera.
Para el editor, la poesía de Tranströmer es "un análisis permanente del enigma de la identidad individual frente a la diversidad laberíntica del mundo". En 1966, recibe el prestigioso premio Bellman.
Seguirán numerosas recompensas, como el Neustadt International Prize (Estados Unidos, 1990). En 1997, la ciudad obrera de Võsteraas, donde vivió 30 años antes de volver a Estocolmo en los años 90, creó el premio Tranströmer.
Después de publicar decenas de antologías, el poeta sufre en 1990 un ataque de apoplejía que le deja parcialmente paralizado y afásico, lo cual le obliga a reducir considerablemente su actividad. Su primera obra tras ese ataque, seis años después, es una antología titulada "Góndola fúnebre", de la que se han vendido 30.000 ejemplares, una buena cifra para el género de la poesía.
Después de este éxito, Tranströmer no publicó nada durante ocho años, salvo su correspondencia con Bly.
Su última publicación se remonta al año 2004, con "El gran enigma", una antología de 45 haikus. Desde entonces se centra en su otra pasión, la música. Toca a diario el piano, solo con la mano izquierda (la derecha quedó lisiada por el ataque), y se pasa las mañanas escuchando música clásica, contó su esposa en una entrevista al diario sueco Dagens Nyheter este año. Tomas Tranströmer vive con su esposa Mónica. Tienen dos hijas.
Tomas Transtömer es galardonado con el Premio Nobel 2011.
Yo no necesito tiempo
para saber cómo eres:
conocerse es el relámpago.
¿Quién te va a ti a conocer
en lo que callas, o en esas
palabras con que lo callas?
El que te busque en la vida
que estás viviendo, no sabe
mas que alusiones de ti,
pretextos donde te escondes.
Ir siguiéndote hacia atrás
en lo que tú has hecho, antes,
sumar acción con sonrisa,
años con nombres, será
ir perdiéndote. Yo no.
Te conocí en la tormenta.
Te conocí, repentina,
en ese desgarramiento
brutal de tiniebla y luz,
donde se revela el fondo
que escapa al día y la noche.
Te vi, me has visto, y ahora,
desnuda ya del equívoco,
de la historia, del pasado,
tú, amazona en la centella,
palpitante de recién
llegada sin esperarte,
eres tan antigua mía,
te conozco tan de tiempo,
que en tu amor cierro los ojos,
y camino sin errar,
a ciegas, sin pedir nada
a esa luz lenta y segura
con que se conocen letras
y formas y se echan cuentas
y se cree que se ve
quién eres tú, mi invisible.
LOS CIELOS SON IGUALES
Los cielos son iguales.
Azules, grises, negros,
se repiten encima
del naranjo o la piedra:
nos acerca mirarlos.
Las estrellas suprimen,
de lejanas que son,
las distancias del mundo.
Si queremos juntarnos,
nunca mires delante:
todo lleno de abismos,
de fechas y de leguas.
Déjate bien flotar
sobre el mar o la hierba,
inmóvil, cara al cielo.
Te sentirás hundir
despacio, hacia lo alto,
en la vida del aire.
Y nos encontraremos
sobre las diferencias
invencibles, arenas,
rocas, años, ya solos,
nadadores celestes,
náufragos de los cielos.
El verso nace frente a un morir humano. Vente conmigo al amor de la palabra. Quererla buscarse vivir robando al mundo.
El cielo no sepulta el aire eleva un inseto del alma. Es el temblor que hace un dominio, el paraiso de la noble causa que sostienes y llega del esfuerzo sorprendido.
El morir nace frente a un verso humano. Quererlo buscarse vivir robando al mundo. Y vente conmigo al amor de la palabra.